LOS HIJOS DE LA TIERRA
Rogelio
Guanuco, cacique del pueblo diaguita-calchaquí de los valles de Salta,
es quien preside la Asociación Indígena de la República
Argentina (AIRA) que nuclea a las comunidades nativas de todo el país
y que tiene su sede en la Capital Federal. No está solo, en la entrevista
lo acompaña otro cacique y dirigentes de la comunidad wichi, venidos
de Salta para buscar respuestas a muchas promesas hechas por el Gobierno Nacional.
Al dialogar con este hombre de edad indefinida, se hace evidente que ha asimilado
por completo el lenguaje cotidiano de la gran ciudad, sin embargo, la esencia
nativa está presente en sus palabras de la que surge claramente la voz
de sus ancestros, y también en sus ojos, que traslucen el canto infinito
de la tierra.
- ¿Cómo nace AIRA?
- Surge como una necesidad de los hermanos que vienen de sus comunidades en búsqueda de mejores condiciones de vida, de las que están pasando en comunidades de algunas provincias y así es como se juntan en esta gran urbe, gente de los pueblos originarios del norte, sur y del este y el oeste de nuestra Argentina. Ante el evidente racismo y el desprecio que hay hacia el color cobrizo que tenemos y que lo sentimos hasta ahora, nos vimos en la obligación de buscar una manera de juntarnos, porque estamos acostumbrados a convivir en comunidad. La AIRA se funda en 1975, con un estatuto que todavía está en vigencia, por cuanto ha sido muy rico el espíritu con que se hizo y sus objetivos. No tiene ningún sostenimiento estatal ni tampoco privado. Aunque es una institución de bien publico sin fines de lucro, nos resistimos a aceptar ayudas que son ofrecidas, fundamentalmente por partidos políticos o algunos movimientos religiosos o de otro tipo que no son los objetivos que buscamos, que es hacer valer nuestros derechos como ciudadanos argentinos y como pueblos originarios. Estos derechos son los Derechos Humanos y los derechos que tenemos como todo individuo como es el trabajo, que dignifica, que es el ingreso genuino y que le permite sostenerse a él y a su familia dignamente en los elementos fundamentales como son la comida, el vestido, la habitación y la educación. Cosa que lamentablemente no podemos gozarla, porque esta sociedad no nos da la posibilidad de tener una buena estructura. Porque nuestra gente no tiene un trabajo de relación de dependencia, esto sólo se da en un 1% y en ciertos lugares de país. La mayoría vive de las changas, de los trabajos temporarios, son trabajos duros, no están cerca del domicilio, tienen que viajar, abandonan la familia y también provocan una situación de disolución familiar y una serie de consecuencias. Todas estas penurias, de las cuales estoy relatando y que no lo hago con queja. Es una forma de vida, una costumbre por la despreocupación que hay de las autoridades nacionales, provinciales y municipales y que también se sufre esta situación por la apatía del pueblo argentino, no porque tenga falta de solidaridad, sino por que ignoran la situación. Además, en algunos sectores cuando se habla o escribe algo con relación al indígena nunca lo hacen queriendo hacer una estricta justicia con los pueblos originarios y los hijos de esta tierra, que somos los primeros habitantes de este continente. Mas bien lo hacen con determinados motes, desprestigiándolo y tratándolo de indigno, ignorante, borracho, vago, mal entretenido, y la situación todavía más surge es el color, el color de la tierra que tenemos, creo que eso es lo que mas les duele a algunos que tienen sentimientos racistas y que lamentablemente en nuestro país los hay.
- ¿Que hay detrás del racismo; miedo, envidia, ignorancia?
- Yo creo que el ser humano no es perfecto, solo el creador del universo es perfecto. El ser humano sufre deficiencias como cualquier hijo de la naturaleza y dentro de esas falencias está esto que usted nombró, está el egoísmo, está la falta de sensibilidad, está el desprecio, el sentimiento de que "yo soy superior", porque soy blanco, porque soy rubio, soy más lindo, estoy más educado, conozco más las normas jurídicas, puedo leer a cualquier escritor, puedo vivir bien, puedo dormir en colchón y cama, puedo bañarme todos los días con agua caliente o tibia, puedo estudiar bien porque tengo los medios que me dio la familia o por herencia. Cosa que no tienen los pueblos originarios, porque la única herencia que tienen que es la propia tierra natural, no como dueño, ni como propietario, sino porque son parte de ella, no la tienen por eso hay un dicho que dice "el indio sin tierra, es un indio muerto". Entonces esta situación de racismo no podemos encasillarla en un sólo lado. Pero también hay gente que es gente bien presentada, con buenas facciones, buen físico, que nos abrazan y nos besan ¿porque? Porque no tienen ese sentimiento racista, no tienen sentimientos de superioridad, sino que se consideran iguales.
La cultura indígena
- ¿Que cantidad de nativos existe hoy en la Argentina?
- Esa es otra cosa que nunca se sabe acá en el país, porque nunca se hizo un censo con la seriedad que corresponde. El INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo) dice que en el año 1966 se hizo un censo total en los pueblos indígenas. Pero no es así, ese censo se hizo parcial, se hizo únicamente en algunas comunidades que estaban bien ubicadas, pero no se conocen otras. Acá en la Argentina tenemos más de 650 comunidades, distribuidas en todo el país de los 19 pueblos indígenas que existen y estos 19 pueblos hacen aproximadamente más de un millón y medio de personas. De ellos el 60% viven en comunidades. Por lo general el ciudadano que no es indígena, le dice tribus todavía, término que ya está perimido, somos comunidades.
- Hoy muchos creen que la cultura indígena no existe, que desapareció.
- La cultura indígena, vive y va a vivir, porque todo se transmite en forma oral. Porque todavía no tenemos las posibilidades de tener nuestra prensa escrita y no podemos editar libros, porque a las editoriales por lo general siempre les interesa lo que es comercial. Yo conozco amigos míos que han escrito y van a las editoriales y no los reciben, salvo que sean algunos cuentos, algo que no sea urticante para la actual sociedad moderna y consumista. Porque el indígena, si tiene que escribir algo, va a escribir la realidad que vivió y la realidad que está viviendo actualmente -que espero que cambie en el futuro- y no es halagador para cualquier lector que, si es sensible, se va a dar cuenta de que está siendo cómplice de determinadas situaciones que pasan en su propio país, quizás muy cerca de donde está viviendo, cosas que son inaceptables para cualquier sentimiento noble: mortandad de niños, madres carentes de la alimentación necesaria para la gestación, enfermos y ancianos, que no son asistidos, en lugares totalmente alejados, donde no llega el médico, ni las ambulancias, ni los remedios. Nuestro pueblo indígena sufre estas consecuencias permanentemente, la falta de atención de la salud, la falta de la vivienda adecuada y digna, la falta de trabajo, la falta de educación, las escuelas son muy pobres. Las escuelas rancho todavía son -vamos a decir- bien adecuadas en comparación a las que tenemos nosotros. Y muchas veces alabamos, no a todos, pero a algunos maestros y maestras que hacen un sacrificio inhumano, no sólo para la enseñanza sino porque también cumplen las funciones de padres con los chicos. Los chicos van totalmente desnutridos, descalzos, apenas cubiertos con algo encima del cuerpo, sin los elementos que se requieren para poder aprender. Tenemos el caso de ciertas comunidades donde el chico termina la primaria y cuando los padres con mucho esfuerzo quieren mandarlo para que siga estudiando no puede, porque no rinde, no rinde al nivel de otro chico que está estudiando en un pueblo o una ciudad. Muchos terminan séptimo grado y no saben leer ni firmar bien. Esa es la situación y yo se lo digo y que se publique y lo lean las autoridades y que vayan y lo comprueben. Porque o acá falla el sistema en el sentido general o algo pasa que nosotros no podemos saberlo. Lo que sí sabemos es que el resultado es negativo, en todo lo que le mencioné. Los planes de viviendas, no los gozamos. Lo mismo pasa con la becas de estudio. Antes teníamos el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, que no es un instituto sino una oficina que no cumple con la estructura que manda la Ley de Políticas Indígenas y Apoyo a las Comunidades Aborígenes.-
- ¿Han logrado algún avance en el reclamo por los territorios ocupados?
- Por las reiteradas gestiones nuestras, algún resultado, muy poco, se tuvo. Durante el gobierno anterior hemos logrado tanto en el norte como en el sur, que se regularizaran algunas hectáreas que ya tenían en posesión los pueblo indígenas y también se han hecho algunas expropiaciones. No hace mucho en el Chaco al pueblo toba se le hizo entrega de 120.000 hectáreas y no 150.000 que son las que el presidente Alvear reconoció en 1924. Salvo esta pocas cosas, no hay una política de reconocimiento al pueblo indígena como reza la Constitución Nacional, la ley 23.302 y ahora en junio el Convenio 169.
- ¿A propósito, cómo es la relación que ustedes tienen con la tierra?
- Es una cuestión de cultura. La cultura occidental tiene el concepto de la propiedad privada, para nosotros los pueblos originarios en cualquier parte del mundo, ese concepto es distinto. Nosotros creemos que la tierra no tiene dueño. Nosotros estamos convencidos de que la tierra es de todos, sin dueño y quienes están sobre la tierra, los seres humanos, los animales y las plantas, son parte de la tierra y no dueños de la tierra. De ella nacemos, con ella nos alimentamos y a ella volvemos. Ese es el sentimiento que es opuesto al principio de propiedad de la cultura occidental, que es la del apoderamiento, del enriquecimiento. Nosotros no queremos la tierra para explotarla, queremos la tierra para cuidarla, para que ella nos brinde equilibradamente lo que corresponde. Sería vivir en armonía y en equilibrio con la tierra. Nosotros sabemos hasta donde puede dar la tierra y luego la dejamos que descanse y vamos a otro lado. Así sucesivamente vamos cuidando eso es el equilibrio que hay que tener en todo a lo que hace la parte natural, así también el agua, los bosques, los frutos, también las aves y todo lo que da la propia naturaleza. Los pueblos indígenas no tienen conocimiento de determinadas tareas como plomería o gas, que es común de una ciudad o un pueblo cuyos antepasados vinieron de Europa. En cambio los nativos han vivido en un territorio donde lo tenían todo naturalmente, tenían los frutos, tenían la miel, los animales y manejándolos de una forma bien distribuida, mantenían el equilibrio y no había depredación.
Una profecía maya
- ¿Para los indígenas, que hay después de esta vida?
- Nosotros creemos que no muere el espíritu sino la carne, o sea la materia. Que el espíritu vive, se traslada. Tanto puede salir del cuerpo como puede volver. Hay casos en los que el espíritu se ha ido y volvió. Como hay otros en que se fue y no volvió más, entonces ya no tiene más el "motorcito interno" que para mí es el espíritu y para otros es el alma. Nosotros tenemos a los que llamamos los chamanes, que son los sabios, tenemos los santili, que son como sacerdotes, en nuestro norte tenemos los que denominamos pioc-nac de la cultura Wichi, que son los médicos tradicionales con grandes conocimientos, no sólo de la práctica de las hierbas, sino con grandes conocimientos de comunicación telepática. Son condiciones naturales con los que algunos nacen y otros la aprenden.
- Una de las siete profecías del pueblo Maya habla de que cuando se unan el cóndor y el águila, el pueblo indígena volverá a tomar su lugar en el mundo ¿podría usted decirme si esto se ha comenzado a dar?
- El cóndor en sur América es el símbolo del poder, de la libertad, de la unidad, de la vida de las naciones primeras. Y el águila representa lo mismo en el norte, entonces ambos se juntan para volver a hacer libre al pueblo indígena, esa es la profecía y se está cumpliendo porque ya empezó a hacerse la unidad. Tal es así que ahora hay una reunión preparatoria en el Ecuador para el compromiso total y se están dando todos los pasos necesarios para hacer la unidad. Todas las cosas que están ocurriendo no ocurren por casualidades sino por "causalidades" que son imposibles de poder impedirlas. Está dándose en Chiapas, en Colombia, Guatemala, ahora en el Perú, seguramente asume la presidencia un indígena y en Bolivia está volviendo a renacer el movimiento no con la mentalidad de la lucha fratricida, sino progresista y de hacer mesas de negociaciones donde se van a compatibilizar los intereses generales en bien de la humanidad.
- ¿Que tiene para aportar el pueblo indígena a esta civilización occidentalista?
- El pueblo indígena tiene mucho que aportar, por toda su experiencia, por toda su vivencia naturalmente porque si hay cinco sentidos en los seres humanos, nosotros consideramos que tenemos un sexto sentido, pero no porque seamos mejores, sino porque la misma naturaleza nos dio otro sentido más; el conocimiento profundo de lo que es la convivencia con la propia naturaleza.
- ¿Los nativos tienen esperanza?
- Para mí concretamente, las primeras naciones o los pueblos originarios, nunca han perdido su esperanza, viven con la esperanza. Es algo que lo tiene encima siempre, en todo momento. Es esperanza en mirar y ver lo que le da la existencia como vida, porque saben que después de esta vida siguen viviendo. Entonces la esperanza es permanente, no se termina. Yo tengo esperanza de todo. Puedo decir "bueno mañana físicamente no estoy, pero espiritualmente voy a quedar".
- ¿Siempre?
- Siempre, siempre...
© Cristián Sánchez Barros.